La IA no es ninguna «maga» de la productividad en el trabajo (y no hace milagros)

Muchas empresas están invirtiendo a manos llenas en chatbots de IA con la esperanza de que la tecnología de moda dé fuelle a la productividad en el trabajo (y ello se traduzca a la postre en un considerable ahorro de dinero y de tiempo). Sin embargo, parece que los milagros que normalmente se le atribuyen a la IA en relación con su capacidad para espolear la productividad en los entornos laborales podrían haber sido exagerados hasta el infinito y más allá y no estarían anclados, por ende, en datos reales. Así se colige de un reciente estudio del «think tank» National Bureau of Economic Research (NBER).

«Pese a la sustancial inversión de las empresas en chatbots de IA, su impacto en el plano económico sigue siendo mínimo», concluyen Anders Humlum y Emilie Vestergaard, los autores de la investigación de NBER.

El estudio pone de manifiesto que la productividad emanada del empleo de chatbots de IA en el trabajo se traduce en un ahorro de tiempo de apenas el 3%. «Los chatbots de IA no tienen un impacto significativo ni en los ingresos ni en las horas registradas por los trabajadores y se descarta que su impacto en la productividad sea superior al 1%», aseveran los autores de la investigación.

Las conclusiones del informe constituyen de alguna manera un jarro de agua fría para empresas como Shopify y Duolingo, que están apostando firmemente por el empleo de la IA en los entornos laborales y se plantean incluso remplazar a personas de carne y hueso por esta tecnología.

El estudio emprendido por NBER apalancó principalmente la mirada en Dinamarca, un país donde la adopción de la IA es notablemente elevada y hay simultáneamente datos muy exhaustivos sobre la imbricación de esta tecnología en los entornos laborales. De la investigación se infiere que, aunque la IA no se ha traducido aún en despidos masivos, no ha reportado tampoco ventajas significativas en el plano financiero ni a las empresas ni a los empleados. Y el «hype» que aletea en torno a esta tecnología parece estar emparentado sobre todo y ante todo con el FOMO (Fear of Missing Out) y con el deseo de las empresas no quedarse por detrás de sus rivales en el ámbito de la IA.

Los milagros que se le atribuyen a la IA desde el punto de vista de la productividad son más bien nimios

En un principio los estudios sobre el impacto de la IA en el trabajo se concentraron excesivamente en áreas como la atención al cliente, donde las ventajas de esta tecnología resultan más que obvias y están, de hecho, destruyendo muchos empleos. Por esta razón, en su investigación Humlum y Vestergaard amplificaron notablemente el ámbito de estudio y colocaron bajo la lupa 7.000 entornos laborales de áreas como el derecho, el periodismo, la contabilidad, las finanzas y la enseñanza,

«En la ejecución de tareas como la escritura de código, el marketing y los recursos humanos la IA puede acelerar notablemente los procesos de trabajo», señalan Humlum y Vestergaard. Sin embargo, en entornos de trabajo diferentes los beneficios solapados a la IA son más nimios, advierten los autores del informe de NBER.

Conviene asimismo hacer notar que el tiempo que los empleados pueden llegar a ahorrar con el uso de la IA se invierte generalmente en tareas de nueva hornada como la corrección de errores en las transcripciones efectuadas por modelos de IA (que distan aún de ser perfectas).

En línea con las conclusiones del estudio de NBER, Daron Acemoglu, Premio Nobel de Economía en 2024, ya advirtió a principios de este año que la adopción de la IA aumentaría el PIB en Estados Unidos en apenas un 1,6% en el transcurso de la próxima década, mientras que la productividad se incrementaría solo en un 0,05%.

Esther Lastra

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