¿Sabías que una sonrisa puede cambiarlo todo?

¿Te has dado cuenta de cómo el estrés puede nublar nuestra mente y afectar incluso a nuestro cuerpo? Es increíble cómo, en esos momentos, nos sentimos atrapados, como si no hubiera salida. Sin embargo, existe un gesto pequeño, casi mágico, que puede empezar a cambiarlo todo: sonreír.

Cuando adoptamos el papel de víctima, nuestro cuerpo y mente reaccionan como si estuvieran en peligro constante. El estrés crónico afecta a nuestra capacidad de pensar con claridad, reduce el flujo sanguíneo en regiones clave del cerebro y hasta puede paralizar el estómago y dañar nuestra microbiota. Pero, por muy atrapados que nos sintamos, siempre podemos hacer algo para recuperar el control, aunque sea un pequeño paso.

Sonreír, aunque no nos apetezca, es una de las formas más sencillas de interrumpir este ciclo. Este simple gesto envía una señal a nuestro cerebro que ayuda a calmar la respuesta de estrés. Poco a poco, esa calma nos permite pensar mejor, sentirnos más fuertes y volver a tomar las riendas.
Cuando estamos estresados, lo último que nos apetece es sonreír. Sin embargo, es justo en ese momento cuando más lo necesitamos. Intenta esbozar una pequeña sonrisa, aunque sea intencionada, y acompáñala con una respiración profunda. A veces, ese gesto tan simple puede aliviar la tensión y ayudarte a recuperar un poco de calma.
Los grandes cambios empiezan con gestos pequeños. Una sonrisa puede ser el inicio de algo mucho más grande.

PD: No subestimes el poder de un gesto tan sencillo como sonreír. A veces, lo más simple es lo más transformador.


¿Qué hacer con los pensamientos negativos?

¿Qué haces cuando un pensamiento negativo parece no querer irse de tu mente? Es fácil quedarse atrapado en una espiral negativa y darle vueltas al mismo pensamiento una y otra vez, sintiendo que no hay manera de que pare.

Es normal que estos pensamientos nos asalten de vez en cuando. Lo que puede marcar la diferencia es dejar de luchar contra ellos, y aprender a observarlos a distancia y con calma. Esos pensamientos no definen quién eres, y por tanto no tienes que quedarte atrapado por ellos.

Recuerda que los pensamientos son como nubes, pueden estar ahí un momento, pero no tienen que quedarse para siempre.
Cuando aparezca un pensamiento negativo, no te castigues por ello. Es normal. Respira profundo y dile con amabilidad: “Te veo, pero no necesito quedarme contigo”. Después vuelve a algo sencillo del presente: el sonido a tu alrededor, el ritmo de tu respiración u observa algo bonito que tengas cerca.
No se trata de vencer al pensamiento, sino de recordar que tú eres más grande que él.

Con todo mi cariño y admiración,
Dr. Mario Alonso Puig

Deja una respuesta